Este amigo me visitó la otra mañana, incumpliendo su cuarentena, si es que acaso no iba en busca de su alimento.
Ciertamente había varios individuos revoloteando por las ventanas, creo que el de la foto es un macho.
Pude fotografiarlo cuando se paraba en la repisa de la ventana, buscando una entrada, mientras yo había acorralado a su congénere entre las dos hojas de los cristales de la ventana, para ver si conseguía no entrara hacia en interior de la vivienda, cosa que conseguí.
Aunque comprobé que a lo largo del día, estuvieron merodeando, entraban y salían, mientras yo, brazos en alza, para ahuyentarles, y procurando no se quedarán de inquilinos en el hogar.
Ya no les he vuelto a ver..., lo que me he quedado con las ganas de comprobar, su presencia a qué se debía: supongo que al lomo dejado a remojo en agua sal, para ser curado, justamente en el lavadero.
El caso que son bastante bonitas, nunca, ahora que lo pienso las había visto, porque lo más habitual es reconocer a la sarcóphaga, su familia cercana.